El cordero al palo que se hace en gran parte de Aysén, la elaboración de cholgas secas en el litoral y el trabajo con la greda que da la tierra de la región, son algunas de las actividades que evidencian los diferentes estilos de vida de Aysén.
Aysénprofundo es un viaje que nos sumerge en la realidad patagona, presentándonos personas que aún luchan por vivir como su tierra les enseñó. Con aysénprofundo se llega a los rincones más ocultos de una tierra que se resiste a ser dominada y que a la vez ha forjado la identidad de sus habitantes. Haciendo un homenaje a quienes nos enorgullecen, porque han permitido que el ser patagón sea sinónimo de lucha, cariño y humildad.
Aysénprofundo se presenta como documento multimedial con video, texto, audio e imagen que nos lleva a hogares y talleres de la región, revelando los secretos de oficios y tradiciones a las nuevas generaciones y a quienes desean saber cómo se vive en las tierras australes del país.
Los invitamos a un viaje al interior de nuestra tierra
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experiencias y temáticas relacionadas a la región de Aysén.
El secado de cholga es una de las faenas más tradicionales entre las comunidades del litoral de Aysén, especialmente en los archipiélagos de Las Guaitecas. Si bien es una actividad que surge con fines de autosustento, tal vez en época prehistórica, sus orígenes como faena económica orientada más allá de la subsistencia de las familias productoras se remontan a la primera mitad del siglo XX. Por aquella época, pequeños y medianos capitales asentados en Chiloé y que ya trabajaban la explotación de recursos como el Ciprés o las pieles de lobos marinos, habilitando (surtiendo de víveres y herramientas para las temporadas de trabajo que duraban meses) a cuadrillas de trabajadores de Las Guaitecas, encontraron que este nuevo recurso junto a la elaboración de pescado seco, también podía ser comercializado con éxito en Puerto Montt. Así, muchas familias litoraleñas comenzaron a trabajar a la cholga habilitados por comerciantes chilotes. La producción de este alimento constituyó una importante fuente de ingresos monetarios y no monetarios para las familias del litoral aysenino por muchas décadas.
Sin embargo, el apogeo hubo de terminar y la faena de la cholga seca volvió a ser una actividad orientada al autoconsumo o al intercambio local de productos. Hoy, esta actividad, así como otras asociadas a los recursos bentónicos del litoral, se encuentran fuertemente limitadas por la presencia de marea roja en muchas zonas históricamente usadas por los pobladores para la extracción de alimentos. Pese a ello, el oficio y todo el conocimiento que se requiere para realizarlo, se mantiene vivo en las comunidades.
Referencias:
Saavedra, Gonzalo, 2007. “Las economías silenciosas del litoral aisenino”. En Otras Narrativas en Patagonia. Tres miradas antropológicas a la región de Aisén. Ed. Ñire Negro. Coyhaique
Ponce, Viviana et al, 2009. Guaitecas: paso al sur. Autoedición.
Fuente: Manual de Carreño de la Patagonia Aysén, 2010, Nelson Huenchuñir, Patricio Segura
Don Juan es nacido y criado en la localidad de Repollal Alto. Junto a su esposa, la abuela “llelleo”, como la conocen todos, han formado una familia de cuatro hijos. Así, recuerda claramente la historia cuando su abuelo y su padre, Basilio y José Miguel, respectivamente, llegaron a la localidad de Repollal Alto en 1907.
Don Juan y la abuela llelleo son personas alegres, de valores profundos y poseedoras de un alma noble y una sonrisa tranquila. Son quizás, uno de los mejores exponentes del sentido de comunidad que poseen los habitantes de esta localidad. Un sentido en el que la solidaridad y la ayuda mutua está por sobre las posibles diferencias; un sentido en el que la esperanza es más importante que el olvido. Así son los Vera, trabajadores y decididos.
Con alegría, Don Juan recuerda los tiempos idos. Tiempos en los que la vida era dura y el trabajo sacrificado; tiempos que aún no terminan, ya que este hombre, con sus ochenta y tres años de historia, continúa yendo a las faenas de pesca con un vigor imperecedero junto a los suyos.
Con la misma energía, Don Juan recuerda las historias de piratas que narraba su abuelo. Como si fuera ayer rememora las historias de los legendarios Pedro Ñancupel y Carmelo Nahuelhuen, ambos dedicados a robar las pieles a los cazadores de antaño, viajando desde Chiloé en sus chalupas y dispuestos a sacrificarlo todo en pos de su cometido. Don Juan canta y ríe con los corridos dedicados a estos bandoleros, los mismos que aprendió cuando tenía solo diez años, hace más de siete décadas.
Ambos recorren su vida llena de recuerdos, la época en la que la pesca se hacía con los pies descalzos, hasta que se hicieron las hojotas con cuero de lobo, las mismas que los acompañaban a las celebraciones diciocheras. Época en la que las mujeres trabajaban en las faenas hasta tres días antes del parto y los recién nacidos comían cochayuyo, luche, pescado y papas enterradas. Quizás por eso ríen libremente con las nuevas costumbres y los cuidados modernos de las madres actuales.
Don Juan y la abuela ríen, felices y nobles. Ríen con la alegría de los antiguos, mirando de frente y sin miedo, mientras un nuevo día se despide de Repollal, con el sol cayendo sobre los canales, en el mismo instante en el que el último mate de la tarde se despide de estos dos gigantes.
Ponce, Viviana; Pastrián, Ignacio. Historia de Vida de los Antiguos Guaitequeros. Melinka, Patagonia Chilena, 2007.
Fotografía: Viviana Ponce Figueroa.
Estamos al lado del ahumadero de la familia Vera en Repollal Alto, una pequeña localidad de 25 casas con 68 habitantes a 220 kms de Coyhaique. Repollal Alto se ubica en el occidente de la isla Ascensión, a unos 15 kms de Melinka, capital comunal y asentamiento más grande del archipiélago de las Guaitecas. Repollal cuenta con un colegio, una iglesia, un negocio, una junta de vecinos, un cementerio, varios embarcaderos y una cancha de fútbol en la cual habitualmente pastan ovejas.
En el proceso de la elaboración de cholga seca participaron Ricardo Henríquez, don Juan Vera, don Checho Vera y don Porfirio Cárdenas.
La ubicación frente al “Canal Poquitín” no solamente facilita salir a mariscar y traer leña en bote, sino también proporciona un clima favorable para el cultivo de verduras y árboles frutales.
En Melinka y Repollal un 31% de la población se dedica a la pesca artesanal, siendo la principal fuente laboral en la zona.
A pesar de la conectividad actual que tiene Melinka con el continente (por vía marítima o aérea), tanto a la X como a la XI región, hay que sortear que las condiciones climáticas muchas veces alargan los trayectos o simplemente cortan las vías de comunicación.
Estamos a unos 15 kms (aprox. 9 millas náuticas) al norte de Puerto Cisnes, en el llamado sector Casa de Pesca en el campo de la Señora Emma Hernández y don Celestino Ancamil, cuya única vía de acceso es la marítima.
La Señora Emma y su marido llegaron aquí en los años 50, y se movilizaban en bote a remo hasta el año 1981, año en el cual adquirieron su primer motor fuera de borda.
Hace más de 30 años que los antiguos pobladores de la zona añoran la construcción de un camino costero, proyecto que por motivos políticos no se ha realizado hasta el momento.
Emma y Celestino viven de forma prácticamente autosuficiente en su campo de 350 hectáreas. Tienen agua de vertiente y placas solares, vacas y corderos, pollos, gallinas y una amplia y muy completa huerta con frutas y verduras. En su casa además hacen queso y mantequilla, hilan lana y fabrican muebles de madera y cuero.
Durante las vacaciones de verano llegan su hija, yerno y los tres nietos de Puerto Cisnes a compartir la vida de campo con los abuelos. Los niños se divierten cosechando frutas, pialando corderos y arreando vacas para la ordeña.
En la actualidad su principal fuente de ingreso es la venta de la carne de bovinos, pero recién construyeron una segunda casa al lado de la suya, para en el futuro dedicarse también al turismo rural.
La elaboración artesanal de queso en la región de Aysén es un trabajo preferentemente femenino. Las técnicas empleadas en la fabricación rescatan conocimientos indígenas y europeos. Existen referencias de fabricación artesanal de queso en diversas zonas de la región ya hacia principios del siglo XX.
El proceso de elaboración se inicia con la ordeña de las vacas. La leche obtenida se deposita en un recipiente o tina de madera y se agrega el suero, preparado con una porción de leche y cuajos que pueden ser comprados en el comercio o preparados directamente de productos naturales manejados en el campo. El suero sirve para cortar la leche, es decir para lograr la separación del agua y la grasa misma de la leche. Una vez logrado esto, se procede a extraer todo el líquido, colocando la leche cortada sobre un saco harinero y presionando para eliminar el líquido. Luego se lava la cuajada, que es el elemento sólido que resulta de la operación anterior, con agua muy helada para ayudar a una mayor contracción de la misma. Después de ello se deberá repetir la operación de presión para eliminar los restos de suero de la cuajada.
El siguiente paso es depositar la cuajada en la tina de madera y agregar salmuera (agua con sal) para dar el sabor necesario, además de permitir la preservación posterior del queso. La cuajada es entonces colocada en pequeños moldes de madera o plástico con orificios y de forma redonda o cuadrada, llamados doeras. Estos moldes están previamente revestidos con paños de algodón los que permitirán que el suero que aún tenga la cuajada drene sin dificultad y posteriormente facilitará la extracción de los quesos desde las doeras. Para lograr la salida de todo el líquido y compactar completamente el queso, las doeras son cubiertas con peso, ya sea piedras u otros elementos. Al cabo de algunas horas los quesos estarán listos y se retiran de las doeras para colocarlos sobre unas rejillas de coligue o quila, llamadas zarandas, las que se ubican colgadas de las vigas del fogón o en la sala de quesos, y permiten el oreado de los quesos.
Después de unos días, semanas o incluso algunos meses, de acuerdo al gusto del consumidor, el queso está listo para ser consumido.
En la región existe actualmente una quesería artesanal con orientación comercial en la localidad de La Junta, cuyos propietarios son la familia Gallardo. Sus quesos son comercializados en diversas localidades e incluso en la región de los Lagos
Fuente: Galindo, Leonel, 2004. Aisén y su Folclor. Autoedición.
La Estancia Río Cisnes tiene su origen en la concesión de tierras otorgada por el Estado de Chile a Joaquín Rodríguez Bravo y Antonio Allende en junio de 1903. Estas personas traspasan los derechos de la concesión a la Anglo-Chilean Pastoral Company, una sociedad ganadera formada con el fin de explotar dichas tierras concesionadas. Así, en 1904 comienza a levantarse la infraestructura inicial, muy rústica, para comenzar las labores de crianza de ganado ovino principalmente.
Esta es una de las tres grandes estancias que se desarrollaron en el territorio de Aysén. Las otras dos fueron la Sociedad Industrial del Aisen que ocupó terrenos en Puerto Aysén (oficinas y puerto), Coyhaique, Coyhaique Alto y Ñirehuao (1903-1950); y la Estancia Posadas Hobbs y Cía (1921-1950), que operó en Entrada Baker, Valle Chacabuco y Río Baker (hasta su desembocadura), heredando un emprendimiento anterior fallido, protagonizado por la Compañía Explotadora del Baker (1904-1908) y siendo continuada por la Estancia Valle Chacabuco hasta principios del presente siglo.
Hacia 1908, la estancia ya tiene varias instalaciones en el casco de la estancia ubicado cerca de la frontera con Argentina. Ya en 1924 y bajo la administración y propiedad de Juan Dun (antiguo administrador de la Sociedad Industrial del Aisen en Puerto Aysén y Coyhaique), la estancia pasa a manos de una nueva figura legal, la Sociedad Ganadera Río Cisnes, que operó regularmente hasta los años sesenta, periodo en que se produce la Reforma Agraria y la propiedad se ve afectada por sucesivas expropiaciones y modalidades de entrega de tierras, primero a un pequeño grupo de propietarios y posteriormente a varias familias del área.
Hoy la estancia Cisnes, posee un terreno de 130 mil hectáreas donde principalmente se crían ovinos y en menor proporción bovinos.
Algunas de sus antiguas instalaciones fueron declaradas patrimonio histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales en 2009.
Fuentes:
Soto, Patricia, 2009. Expediente Técnico Estancia Río Cisnes. Autoedición.
Ivanoff, Danka, 1997. Lucas Bridges, el señor del Baker. Autoedición
Galindo, Leonel, 1996. Aisén, Voces y Costumbres. Ed. Orígenes.
La fibra de lana tiene una estructura molecular alargada, a base de cadenas de células que se unen en forma de muelle, lo que le confiere a la fibra su elasticidad, es decir, la capacidad de enderezarse y retorcerse sin ser deformada, recuperando siempre su forma original al cesar el estiramiento o la presión.
Higroscopicidad.
Retiene el agua hasta el 40 ó 45% de su peso. Cuesta secarse. Esta capacidad de absorción de agua por la fibra no significa que se humedece, el agua no se adhiere a la superficie de la lana sino que se introduce en la fibra, sufriendo una poderosa retención. Lana aparentemente seca al aire puede contener un 15% de agua.
Aislante térmico.
El volumen del tejido dificulta el intercambio térmico entre una y otra cara. Extendidas en una superficie plana todas las fibras de 1 kg de lana merina fina, pueden cubrir una superficie de 200 m2. Ello da idea de cuánto aire puede albergar dentro de sí, e inmovilizarlo, un tejido de lana de gran calidad. Esa gran cantidad de aire inmóvil retenido en los intersticios de las fibras, dificulta, por tanto, la conducción térmica. El segundo factor aislante lo constituye la superficie esponjosa del tejido que, al no adherirse a la piel, deja entre ésta y el tejido una primera capa de aire.
Absorbe la transpiración y repele el agua
Cuando la prenda de lana se lleva puesta, la propiedad que tiene de atraer la humedad actúa sobre la piel absorbiendo el sudor, impidiendo o retrasando su fermentación y el olor característico del sudor fermentado.
No es inflamable.
No propaga la llama (huele a pelo quemado); no funde y, por tanto, no se pega a la piel en caso de incendio.
Es elástica y estable
Característica inherente a su rizamiento natural (explicado en el gráfico). No se deforma fácilmente en puntos de roce continuo, como codos o rodillas. Tiene gran poder de recuperación o resiliencia. La prenda de lana recupera fácilmente la "caída"; una prenda de lana bien colgada durante una noche "recupera" sorprendentemente su buena forma.
Capacidad de enfieltrarse.
Se consigue mediante fricción + presión + humectación, sus fibras se entrelazan de forma irreversible. Suele ocurrir al lavarla en lavadora. Al eliminar la presión sobre las fibras, éstas ya no recuperan su posición original. A base de una repetida actuación de estos factores se logra un fieltro muy fuerte que es característico de la lana y otros pelos con superficie escamosa. Tal propiedad es aprovechada para la reutilización de los desperdicios de fibras de lana demasiado cortas para ser hiladas. Este fieltro sirve para la fabricación de sombreros, revestimientos y aislantes acústicos.
Es resistente a los ácidos
Pero no lo es a los álcalis (lejías), incluso diluidos.
No almacena electricidad estática.
Esta propiedad, más la higroscopicidad, la de aislante térmico y la elasticidad, sumadas, le confieren a la lana una propiedad más, excelente y exclusiva, que es la de resultar calmante nervioso, reconocible aun en somero análisis, por su tacto agradable.
Puede apolillarse.
Los eficaces tratamientos antipolillas han conseguido que esto haya dejado de ser preocupante a la hora de fabricar o adquirir una prenda de lana.
Se amarillea bajo la acción de la luz solar.
Fuente: http://www.edym.com/CD-tex/2p/matprim/cap05/cap05-1.htm
La calidad de la lana tiene directa relación con la raza ovina de la que provenga. La lana se clasifica en muy fina, fina, media y gruesa. Así la raza que mejor calidad de lana produce (fina) es la Merino, seguida de Corriedale (fina) y Romney Marsh (media). El rendimiento de estas tres razas es de 85%, 60% y 70% respectivamente.
En la región de Aysén, fueron introducidas la raza corriedale y merino mezclada con corriedale. En menor medida se han introducido otras razas con el fin de generar rebaños de doble propósito: carne y lana. Existen también algunos pocos rebaños con fines de producción de leche.
Fuentes: http://es.wikipedia.org/wiki/Lana; www.inia.cl; www.ag-riobaker.cl
La Comparsa es un grupo de trabajadores que se organiza de manera informal para desarrollar todas las tareas asociadas a la faena de Esquila principalmente en grandes complejos ganaderos dedicados a la ovejería, conocidos en Patagonia como Estancias. La Esquila es una de las faenas más complejas en el manejo de ganado lanar por la cantidad de gente involucrada.
Antiguamente (desde fines del siglo XIX) gran cantidad de comparsas de esquila se formaban en Chiloé para recorrer la Patagonia trabajando en distintas estancias del territorio. De estos grupos entre otros, fueron surgiendo poco a poco los primeros asentamientos chilotes en la Patagonia.
Una comparsa está formada por:
- Capataz: quien organiza la comparsa, incentiva a familiares, amigos o conocidos a participar de una faena previamente tratada. Además es quien realiza el trato con el dueño de la masa lanar.
- Esquiladores: se dedican a extraer el vellón de lana desde los animales mediante tijerones (la técnica más tradicional) o máquinas (sistemas mecanizados para esquilar). En algunas comunidades de la región el tijerón sigue utilizándose pues la masa de ganado es muy reducida. En las estancias ganaderas se usa la máquina.
- Playero: encargado de contabilizar (para ello deposita una ficha o moneda en un receptáculo ubicado frente al esquilador) y levantar los vellones esquilados por cada esquilador. Además debe mantener limpia la playa, el espacio donde se realiza la esquila dentro del galpón, sea piso de tabla o cemento, según el tipo de construcción del recinto.
- Vellonero: Recoge el vellón y lo entrega al prensero.
- Prensero: encargado de revisar los vellones y luego colocarlos en la prensa para formar los fardos o bolsones, que normalmente pesan unos 200 kilos en promedio.
- Agarrador: trabajan fuera del galpón y entregan el animal al esquilador, maneado si éste así lo solicita.
- Cocinero: persona a cargo de la alimentación de toda la comparsa. Es quien debe levantarse antes que todos para preparar el desayuno y se encarga de preparar todas las comidas para la comparsa.
Fuente: Galindo, Leonel, 1996. Aisén, Voces y Costumbres. Ed. Orígenes.
El manejo del ganado ovino en la región se inicia en la organización del terreno donde los animales se desarrollarán. El campo o predio rural se divide en cuadros, extensiones cuadradas de tierra, delimitadas por cercos de alambre, dentro de las que se realizarán subdivisiones llamadas potreros con el fin de separar el ganado en tipos y funciones. Así se delimitarán potreros para los machos reproductores o carneros; otros para las ovejas sin crías; otros para las que tienen crías. Esta división se verifica completamente entre septiembre y diciembre, época de las pariciones. En mayo de cada año los carneros son reunidos con las ovejas fértiles con fines de apareamiento y así obtener, después de 5 meses más o menos la parición de corderos.
En el campo también se destinan potreros de invernada, destinados a mantener al ganado durante la época invernal, periodo de gestación de las crías. Estos potreros presentan una mejor calidad de sus pasturas y generalmente se organizan muy cerca de la vivienda de la familia o de las instalaciones de la Estancia.
El manejo de los animales también considera diversas faenas para mantenerlos en forma y libres de enfermedades. La pelada de ojos es una faena de esquila limitada a la cara de los animales y cuyo objetivo es despejarla para que no se ensucien con arena, espinas y otras materias presentes en el campo, lo que podría dificultarles la visión. La pelada de culo se realiza con dos propósitos, para impedir que esa zona se llene de cascarrias y también para facilitar el apareamiento. Con este mismo fin a los machos se les despeja la zona del vientre y a las hembras los genitales.
En relación con el manejo sanitario del ganado ovino, las faenas que se realizan son el baño o desparasitación masiva de los animales en una infraestructura conocida con el mismo nombre, para evitar las garrapatas y la sarna. Se realiza dos veces al año como mínimo en mayo, después del apareamiento y enero, después de la esquila.
Fuente: Galindo, Leonel, 1996. Aisén, Voces y Costumbres. Ed. Orígenes.
Estamos a 230 kms de Coyhaique, en el galpón de esquila en la “Estancia Río Cisnes”. Aquí trabajan hasta 120 personas durante la temporada de esquila en el mes de diciembre. La jornada de trabajo de la comparsa de esquila comienza a las 6.45 hrs de la mañana y termina a las 19.15 hrs. A lo largo del día se hace un alto de aproximadamente 1 hora cada 2 1/4 horas (denominada los cuartos); generalmente para comer carne de cordero y compartir un mate con tortas fritas. Durante el mes de la esquila se come un total de 90 corderos en el casino de la Estancia.
Actualmente la Estancia tiene 40.000 animales y se expande por aprox. 130.000 hectáreas, desde la Pampa Argentina en el este y hasta la Reserva Lago Carlota en el oeste. Es una localidad de la comuna de Lago Verde cuya población durante el año es de 55 personas, cuenta entre otros con dos calles de viviendas particulares, una pulpería, una capilla, una posta, una gasolinera, un colegio, un aeródromo, un veterinario, un comedor y el galpón de esquila.
Fuente: Manual de Carreño de la Patagonia Aysén, 2010, Nelson Huenchuñir, Patricio Segura
Fuente: Manual de Carreño de la Patagonia Aysén, 2010, Nelson Huenchuñir, Patricio Segura
Estamos en el campo “Coigue Huacho” de Rubén Redlich y Pola Cohen, a 10 kms de Coyhaique camino a Aysén, en el desvío a Mañihuales. Su campo mide unos 5 hectáreas en total, la pequeña casa donde habitan está rodeada por árboles frutales, flores, frambuesas y otros frutos regionales.
Hace 4 años que Pola y Rubén tomaron la decisión de irse de Coyhaique y llegar al campo, donde actualmente conviven con Sr. Miyagi, que les ayuda con los trabajos diarios.
Entre los animales que le dan vida al lugar destacan su vaca “Filomena”, la vaquilla “Golondrina”, los caballos “Rayoluna” y “Margarita”, sus perros “Polito”, “Envido”, “Talcual” y “Brundi”, y su berraco procreador “Alinco”.
En su campo además crían chanchos, corderos, conejos, pollos, gansos y patos, y cultivan de manera orgánica verduras, legumbres y flores. Rubén, aparte de trabajar en su campo, también se dedica a hacer asados patagones en eventos y a la venta de leña durante los meses de verano.
Fuente: Manual de Carreño de la Patagonia Aysén, 2010, Nelson Huenchuñir, Patricio Segura
Por la importancia que adquiere el mate en el contexto regional, nos detendremos un momento para analizar los niveles de sentido que su práctica adquiere en relación con la identidad aysenina.
Tomar mate se constituye en una práctica que organiza las jornadas cotidianas de muchas personas y familias de Aysén. El consumo de esta infusión se encuentra distribuido en un extenso territorio de Suramérica, convirtiéndola en una práctica cultural que otorga identidad a una diversidad de grupos sociales al interior de al menos cinco países del área. En Aysén, su consumo presenta una serie de particularidades en relación a los demás territorios del área, permitiendo distinguirle dentro del conjunto. Sin embargo, nos interesa más hablar del acto social que implica el consumo de esta bebida americana.
En la región, tomar mate es un acto social que ordena los días en momentos específicos: el mate al levantarse prepara el inicio de la jornada laboral ya sea fuera o dentro del hogar (para las dueñas de casa, los pensionados, los cesantes). La pausa del mediodía también la marca una mateada antes de almuerzo; y en la tarde mucha gente vuelve a tomar mate antes de la once por ejemplo.
Este rito tiene la función de organizar el tiempo al interior de los hogares, constituyéndose así en un referente de identidad cultural, pues representa y actualiza a diario una noción del tiempo y su vivencia, la transmisión y negociación de valores y discursos familiares y sociales, la reflexión en torno a los cambios que se experimentan como habitantes de la región. Más allá de las particularidades del consumo que permite diferenciar grupos a partir del uso o no de azúcar y hierbas aromáticas como aditivos, el mate se presenta como un condensador cultural e identitario: consumirlo denota arraigo al territorio y a las pautas culturales que en él se siguen. Compartirlo con quienes llegan por primera vez o llevan residiendo poco tiempo en el territorio, denota aceptación, invitación a ser parte de la comunidad de sentido patagona. Aunque no está sancionado socialmente el rechazo a su consumo, la aceptación de esta infusión en las prácticas sociales de las personas que habitan la región, será siempre observada como una contribución a la mantención de la identidad regional.
El mate es en estricto rigor un producto importado. Llegó junto con los primeros migrantes que se internaron en Aysén desde el oriente. Todavía hoy día el conjunto de elementos que lo componen (yerba mate, bombilla, recipiente para preparar la infusión), viene de fuera de la región. Pese a ello, el acto de consumirlo siguiendo ciertas pautas sociales y culturales, comporta tal vez uno de los rasgos centrales de la identidad cultural aysenina, actuando como ícono de la tradición.
Fuente: Osorio, Mauricio et al 2009. Aysén, Matices de una identidad que Asoma. GoreAysén-IlpesCepal
Disponible en: www.turismosustentableaysen.wordpress.com
Estos obreros estaban haciendo una senda donde más tarde construirían un camino que uniría Lago Vargas con Cochrane. Diez hombres duros acostumbrados a estas labores y a la dureza del clima, soportando e viento, escarcha, nieve sin que se les escuchara ninguna queja. Por lo general, estas comparasas tenían un cocinero, pero como ellos todavía no conseguían uno se las arreglaban turnándose, un día uno, otro día el siguiente y así salían del inconveniente. Hoy le tocó el turno a Coyopae, quien para saber la hora se ayudaba con el sol. Todos los demás tenían, reloj ya sea de pulsero, de bolsillo, unos que otros a pilas, porque recién estaban apareciendo estos avances tecnológicos.
El ocasional compañero de Coyopae en ese momento lo mira entre divertido e intrigado.
El joven quedó un poco desorientado, pero reaccionando replica, ¿qué pasa en los días nublados? Los hombres se miraron y terminaron en una estruendosa carcajada, luego el improvisado cocinero dice es que en esos días me dejo guiar por mi guata.
Esteban volvió a la carga.
Termina el hombre con un poquito de pena.
El joven sigue insistiendo, -cómprese uno no más, yo le enseño a entenderlo.
Esteban siguió su trabajo, pensando en las palabras de su amigo, aunque parezca loco, puede que tenga razón, así como son de inteligentes los chinos o japoneses, cada día inventan aparatos increíbles, ¿por qué no pueden hacer un reloj que diga la hora hablando? Riéndose de las ocurrencias de su compañero, miró el sol y continuó trabajando.
Entre pala y picota iban pasando los días hasta que la senda daba sus pasos finales al ir apareciendo en el río Vargas.
Algunos renovaron contrato para hacer otro tramo, y otros entre ellos Esteban decidieron no trabajar más. EL joven nunca pudo acostumbrarse a este duro y sacrificado trabajo. Él no era para esto, además las lluvias, el frío, las escarchas terminaron por vencer su resistencia, aun así estaba contento, algo había aprendido, se había hecho de amigos, en especial de Coyopae, quien cuando se despidieron le dio la dirección de su casa en Coyhaique para que vaya a verlo si alguna vez iba a esa ciudad.
Esteban regresó a su ciudad natal, Concepción. Al poco tiempo encontró trabajo de vendedor de artefactos eléctricos y debido a ello viajaba a distintos lugares.
Tiempo después le vendedor viajó a Valparaíso, por casualidad entró a una tienda donde vendían de todo, juguetes, ropa, radios, relojes, todo lo que uno pudiera necesitar, acordándose de algo fue al lugar de los relojes, había para todos los gustos, de bolsillo, despertadores, de pared, etc. Estaba tan concentrado mirando que tuvo un sobresalto al escuchar: once y media. La voz venía de un hermoso reloj de pared, la vendedora al verlo se acerca y le pregunta -¿qué se le ofrece señor? - bueno, no sé, es que me llamó la atención este reloj que habla. La señorita muy atenta le dice: -esta joyita es suiza, cada cinco minutos le va diciendo la hora.
Esteban estaba muy emocionado porque se acordó de su amigo allá en el sur.
El joven optó por ese, se lo colocaron a la hora, a la fecha y dando las gracias se fue muy contento con la compra.
Cuando le dieron vacaciones se fue a Coyhaique, donde vivía Coyopae. Una vez en la ciudad no le costó mucho encontrar la casa de su viejo amigo.
Tuvo una gran sorpresa que le causó mucha pena y desilusión al enterarse por la esposa de Coyopae que éste había muerto hacía un año en un derrumbe allá por el Vargas, y como el deceso fue en invierno lo sepultaron en Cochrane, ella quiso traerlo, pero le faltó la plata. La pobre mujer afligida le decía al joven, - mi querido viejito tuvo que quedarse por allá, yo lo fui a ver dos veces y ahora en noviembre quiero ir otra vez.
Esteban visiblemente emocionado y con los ojos húmedos sacó dinero de la cartera y junto a un paquetito se lo entregó a la señora.
Esteban con el alma hecha pedazos se despidió de la mujer y con los pies pesados, más de lo acostumbrado se fue al hospedaje, en ese instante sonó la sirena. El muchacho a pesar de su tristeza miró el sol y gritó: - ¡Son las doce Coyopae!
Las tortas fritas son unas de las preparaciones clásicas de campo para acompañar los días de lluvia en la Patagonia Chilena y que se han hecho un espacio en las distintas localidades de la región de Aysén.
Acompañadas preferentemente con mate, mantequilla, mermelada y queso son una de las recetas más preparadas por las familias patagonas en esos días en que la lluvia permite hacer poco y nada más que pasar un tiempo en familia.
La preparación consiste en mezclar en un bol una masa con harina, agua, sal y grasa o manteca, para lograr una masa tierna, que será estirada y cortada para ser luego freída en grasa de vaca, cerdo o de oveja.
Ingredientes:
1 kilo de harina
300 gramos de grasa de cerdo
4 cucharadita de sal
300 cc. de agua fría o la necesaria
Grasa de vaca, cerdo u oveja para freír (o aceite vegetal)
Preparación:
Mezclar la sal con la harina e incorporar la grasa amasando con los dedos, luego incorporar agua fría para la obtención de un bollo liso pero blando. Dejar descansar la masa media hora en heladera. Retomarla y estirar en una mesa rociada con harina con un uslero hasta que tenga un centímetro de espesor. Cortar en forma de rombo con un cuchillo y pinchar con un tenedor. Freír en abundante grasa o aceite. Sacarlas doradas y tiernas.
La mermelada, como acompañamiento diario del pan y las clásicas tortas fritas, es una de las elaboraciones favoritas por las familias patagonas. Permite conservar los frutos que se dan en las temporadas de cosecha en la región de Aysén.
Una de las recetas más tradicionales en la Patagonia es la mermelada de ciruelas, fruto que abunda en las localidades que gozan del microclima generado por las cercanías al lago General Carrera:.
Ingredientes:
1 kg de ciruelas
900 grs de azúcar
Una taza de agua
Jugo de un limón
Canela a gusto
Preparación:
Lavar las ciruelas con abundante agua, deshuesar y cortar en trozos grandes, verterlas en un bol y echar el jugo de limón. Dejar reposar un par de horas en el refrigerador.
Sacar las ciruelas del refrigerador, echarlos a una cacerola grande junto con el azúcar y agua. Poner la cacerola a fuego medio hasta hacerla hervir, e ir revolviendo de a ratos con una cuchara de madera para que no se pegue.
Cuando la mezcla hierva, bajar el fuego y remover ocasionalmente hasta que al hacerlo se pueda ver el fondo de la olla.
Para terminar, pasar medio minuto la batidora para que la consistencia sea mayor pero que todavía se vean trocitos de damascos.
Dejar reposar hasta el día siguiente para que tome más consistencia.
Servir y enfrascar.
Se le llama mate al recipiente y a la hierba con que se prepara la infusión caliente. La hierba se sirve en un recipiente, generalmente de calabaza o de madera, de forma cilíndrica con una base más amplia. Para beberla se utiliza una bombilla, por lo general de metal, con un pequeño filtro en el extremo que va dentro del mate.
La costumbre de tomar mate comenzó en el campo, pero con el tiempo se fue haciendo típico en las localidades de Aysén.
La forma más común de consumo de esta hierba en la región de Aysén es el mate amargo, pero según la situación, zona y las preferencias de los cebadores, presenta las siguientes variaciones:
1.- Mate con leche
2.- Mate dulce
3.- Mate con yuyos (con diversas hierbas medicinales o aromáticas)
4.- Mate pomelo (el pomelo se utiliza como recipiente)
5.- Mate con punta (con un chorrito de alcohol, usualmente aguardiente o pisco)
6.- Mate cojudo (mate amargo con punta y un poco de café)
7.- Mate cocido o carucho (la hierba se filtra como al té)
Existen además distintos mensajes ocultos de acuerdo a su preparación, que a continuación se explican:
1.- Frío: desprecio
2.- Lavado (sin gusto): desgano
3.- Hervido (muy caliente): envidia
4.- Cebado por la bombilla (se calienta el metal): odio
5.- Servirlo al de la izquierda: falta de respeto
6.- Con ruda: matecito "para el amor"
7.- Bombilla trancada (no se puede tomar): enamorado
8.- Con espuma: aprecio
9.- Con cedrón: daño del corazón
10.- Primer mate: mate para el tonto. Siempre al primer mate lo toma el cebador
11.- Amargo: Lealtad y franqueza
Fuente: Manual de Carreño de la Patagonia Aysén, 2010, Nelson Huenchuñir, Patricio Segura
Nos encontramos en la cocina de la casa de Toño. Es una casa de madera típica de la región construida por sus abuelos, oriundos de la isla grande de Chiloé cerca de los años 50. Como aquellas viviendas de antes cuenta con una muy buena cocina a leña y un amplio espacio para el encuentro familiar y la convivencia con los demás familiares y amigos. En ésta cebada de mate están presentes Jenny Millalonco, Clorindo Bilbao, Oscar Ziehlmann y Hugo Aguilante.
El terreno de la casa actualmente ya está vendido, y ésta prontamente será demolida como tantas otras de este estilo, para dar paso a las construcciones modernas que hoy en día se están haciendo un espacio en Coyhaique.
Estamos en Coyhaique la capital de la Provincia de Coyhaique en la Patagonia Chilena.
Población: 50.041 hab.
La señalada es una faena campesina destinada a marcar las crías con una señal que identifica la propiedad de las mismas. En esa época corderos y borregas tienen entre 3 y 4 meses, dependiendo del mes de nacimiento (agosto, septiembre).
Antiguamente la señalada era un evento social que reunía a muchas familias campesinas, pues los pobladores solían prestarse ayuda mutua para realizar las diversas faenas de manejo de ganado. Cuando un poblador invitaba a señalar sus animales, era seguro que se participaría de una fiesta familiar donde los asados, la música, el baile y la conversación fraterna serían protagonistas.
La señal se realiza en las orejas de los animales y consiste en perforar o cortar las mismas, ya sea con cuchillo o con una herramienta llamada señaladora que tiene moldes diversos para realizar perforaciones más sofisticadas.
Las señales son de carácter permanente en los animales y al determinar propiedad sobre el ganado, deben estar legalmente inscritas en un registro oficial administrado por el municipio al cual pertenece el predio del propietario. La señal se inscribe bajo el RUT del propietario.
El siguiente cuadro ejemplifica algunos tipos de señales utilizadas en los campos de la región de Aysén
Fuente: Galindo, Leonel 1996. Aisén, Voces y Costumbres. Ed. Orígenes.
Los corrales y también los bretes (unidades menores dentro del corral para apartar animales) son construidos en la región en la modalidad conocida como Cajón o Tranquilla. Estos cercos se construyen con la madera disponible en cada zona. El cerco de cajón consiste en una estructura circular formada por un par de postes paralelos enterrados a una distancia de 20 cm uno del otro. Cada par de poste estará a su vez distanciado del siguiente unos 3 o 4 metros, dependiendo del largo de las varas que se usarán para cercar. Estas varas se llaman tranquillas y se usan cinco de ellas para cada espacio entre parejas de postes, el que es denominado tendido.
Fuente: Galindo, Leonel 1996. Aisén, Voces y Costumbres. Ed. Orígenes.
Durante la señalada, se realizan también dos trabajos complementarios sobre las crías: la castración de los machos o capadura y el corte de cola en hembras y machos.
La capadura de los machos consiste en la extracción de los testículos con el fin de esterilizar al animal y así prevenir un aumento desordenado del rebaño en el futuro. El campesino sólo maneja uno o dos machos con fines reproductivos, normalmente animales adultos comprados para este fin. Los machos que nacen en cada parición anual serán castrados en su totalidad.
Existen en la región tres técnicas de capadura: a cuchillo, con goma y a diente. Esta última es una técnica tradicional y se la asocia a la identidad rural en la región. Aunque hoy en día se ha reducido su aplicación, aún quedan familias y sectores rurales donde se aplica. Se llama capa a diente ya que consiste en que uno de los trabajadores o miembros de la familia (generalmente hombres, aunque hay mujeres que también la realizan) toma con sus dientes los testículos del animal, después de haber realizado un corte en el escroto para liberarlos. Una vez sostenidos los testículos entre los dientes, el capador tira y se produce el corte de los conductos eferentes. Los testículos son depositados entonces en un recipiente, pues con posterioridad serán contados y mediante una operación de división, se sabrá cuántos animales fueron finalmente castrados durante la faena.
El corte de cola es una faena que se realiza sobre las crías hembras y machos. En las hembras el corte de la cola es total pues esto facilitará el futuro apareamiento. En los machos en cambio el corte es parcial para permitir su identificación posterior en el rebaño.
Era común antiguamente, que las colas y los testículos se cocinaran, para ser parte de la alimentación durante las fiestas familiares que se organizaban en la época de señalada.
Fuente: Galindo, Leonel 1996. Aisén, Voces y Costumbres. Ed. Orígenes
Estamos en el campo de don Germán Gastaminza y doña Maria Cid, a 45 kms de Coyhaique, cerca del Río Paloma en el llamado sector Boca el León. Su casa está rodeada por bosques de lenga y coigue. Los padres de don Germán, un colono de los Pirineos españoles y una descendiente Mapuche de Temuco, llegaron en los años 30 a trabajar en lo que se convertiría en el “Fundo Santiago”. Desde entonces la familia se dedica al ganado (bovino y ovino), que según el año y la temporada puede llegar a 200 animales.
Hoy en día, la tradición de campo se mantiene. Sus hijos Francisco y Rodrigo les ayudan con las faenas pesadas del campo, en especial cuando hay que realizar capadura, señalada, y corte de cola para tener control sobre el ganado.
En verano don Germán lleva a sus animales a la “veranada” arriba en la montaña, para que en invierno estén más cercanos a la casa dándoles el forraje que consiguen de lo que creció en verano.
Don Germán nos contó que recién en los años 70 se hizo camino para llegar al sector. Anteriormente sólo se podía acceder a caballo en un viaje que llegaba a durar hasta 4 días. Esta condición de aislamiento es aún común en algunos lugares de la región y es el modo de vida normal para muchos de los descendientes de los pioneros de esta tierra.
Fuente: Manual de Carreño de la Patagonia Aysén, 2010, Nelson Huenchuñir, Patricio Segura
Antonio Ronchi Berra Nació el 12 de febrero de 1930, en un pueblo de campesinos cercano a Milán. El mayor de once hermanos, tuvo una difícil infancia por el período de entreguerras. A los veinte años, tras ver una película religiosa, decidió ser sacerdote. Eligió la orden de Luis Guanella por su dedicación a los pobres.
Llegó a Chile en 1961, por iniciativa del mismísimo padre Alberto Hurtado. Cuando el fundador del Hogar de Cristo supo que tenía cáncer, pidió a Roma que enviara algunos misioneros para continuar el trabajo con los niños y la gente pobre. El Vaticano respondió con dos sacerdotes guanellianos: Francisco Belotti, que todavía trabaja en las instalaciones de la Obra Don Guanella en Coyhaique, y Antonio Ronchi. El joven Ronchi comenzó recogiendo a los niños que vivían bajo los puentes del Mapocho y los metía a una escuela. Llegó a Aysén a levantar un hogar en Puerto Cisnes que recibiera a niños abandonados traídos de otras regiones y formarlos para la vida de colono. Rápidamente se dio cuenta de las necesidades religiosas y materiales de los habitantes de todos los poblados de la región y comenzó así su peregrinar por Aysén y su ímpetu para conseguir como fuera apoyo económico y alimentos que llevaba a las localidades, donde misionaba y aprovechaba de formar grupos productivos, de oración, levantar capillas y sembrar la palabra de Dios en los corazones ayseninos.
Su paso por Puerto Ibáñez es muy recordado al igual que en todas las localidades donde estuvo. Su figura es admirada y venerada por gran parte de la población rural que recibió su atención.
Fuentes: www.misioneros.cl, www.fundacionronchi.cl. En la página de la Fundación Ronchi puede adquirir el libro “El Cura Ronchi”
La alfarería tradicional de Ibáñez está compuesta de una colección de 6 piezas, cada una con su nombre característico: epulonko, moyino, caiquén parado, caiquén echado, boleadora criolla y boleadora tehuelche. Cada pieza se confecciona en 5 tamaños diferentes y además puede presentarse en los estilos tradicional, engobado y forrada en doble cuero. Esta última se realiza actualmente a pedido y es la más costosa.
Existe además una segunda colección llamada “Huikika” y la componen 7 piezas muy similares a las tradicionales, pero con mayor ornamentación y cuyos nombres son: Caiquén vigía, Caiquén cazador, Avutarda, Tetera, Boleadora Huikika, Boleadora Rosada y Alforja Huikika. Se confeccionan en tres tamaños, chico, mediano y grande.
Estas piezas son confeccionadas en tres tamaños: grande, mediano y chico. Existe también el tamaño miniatura, pero muy poco trabajado.
Fuente: Osorio, Mauricio 2010. Creando en la Tradición. La Artesanía en la región de Aysén. Libro inédito. Mayor información contactar a maurosoriopefaur@gmail.com
La alfarería de Puerto Ibáñez surge a fines de los años setenta del siglo pasado. En aquella época el sacerdote misionero Antonio Ronchi motivó a jóvenes mujeres para que aprendieran a usar la greda, cuero y lana, materias primas propias de la localidad y confeccionaran productos que él les cambiaba por alimentos y vestimenta que conseguía de Caritas Chile y otras fuentes. En esos mismos años el padre habló de su idea con el diseñador y artesano chillanejo Pedro Isla Maldonado y lo invitó a que trabajara con las mujeres de la localidad. Así, este importante creador chileno, se traslada a Puerto Ibáñez para comenzar a capacitar a un grupo de jóvenes mujeres y simultáneamente comienza a crear los diseños de la hoy famosa alfarería de este poblado, caracterizada por cacharros decorados con figuras inspiradas en las pinturas rupestres del valle del río Ibáñez y forradas con cuero de chivo.
Fuente: Osorio, Mauricio 2010. Creando en la Tradición. La Artesanía en la región de Aysén. Libro inédito. Mayor información contactar a maurosoriopefaur@gmail.com
Estamos en el taller de Marfa Aguila y Joel “Santiago” Vargas, a 117 kms al sur de Coyhaique en la localidad de Puerto Ibáñez.
Marfa es parte de la primera generación de alumnos que vino a instruir Pedro Isla en la factura de los cacharros de greda de mano del Padre Ronchi, y es de las pocas que han luchado por mantener viva esta tradición desde sus orígenes.
Actualmente el trabajo en greda se ha convertido en la vocación de toda la familia.
Su marido Joel trabaja a tiempo completo con ella, fabricando y vendiendo cerámicas, y los dos hijos también les ayudan en las épocas de mayor venta.
Marfa comenzó trabajando en la cocina de su casa, pero hoy, gracias a la venta de sus artesanias, han ido ampliándose. Construyendo en su terreno el taller, una sala dedicada a la venta de sus trabajos y un espacio techado donde se encuentra el horno de barro.
Puerto Ibáñez, así como gran parte de las localidades alrededor del lago General Carrera, goza de un privilegiado microclima que permite a Marfa y Joel cultivar en su patio e invernadero hortalizas, frutas y cereales propios de la zona centro del país.
La iconografía que podemos observar en los cacharros tradicionales de Puerto Ibáñez surgió de una interpretación libre de las pinturas rupestres presentes en la cuenca del río Ibáñez hecha por el creador de esta alfarería, don Pedro Isla Maldonado. En efecto, Isla recorrió varios de los sitios arqueológicos del área, dibujó los motivos que más llamaron su atención y luego trabajó en la selección de “células” gráficas a partir de los motivos rupestres, las que pasaron así a ser la decoración típica de los cacharros. Sin embargo, hay dos motivos que fueron llevados sin modificaciones a los cacharros: la famosa Guanaca con Cría, pintura ubicada en un paredón en el sector de Villa Cerro Castillo, también conocido como sitio RI-4; y el rombo con guarda y punto que forma parte del sitio RI-12b ubicado en las cercanías de Puerto Ibáñez.
Muy diferente resulta la decoración que lleva la cerámica utilitaria que comenzó a surgir hacia 1997 en la misma localidad. Esta línea productiva presenta un trato decorativo mucho más libre por parte de las artesanas y se pueden encontrar piezas decoradas con diseños inspirados en la cultura selknam, cuyo origen correspondió a una asesoría realizada en la época, así como aplicación de los motivos tradicionales de la alfarería local y también diseños propios de las mismas artesanas, lo que le da a esta línea de productos una variedad y estética diferente y contrastante con la alfarería tradicional, permitiendo que ambas se potencien y permitan así mantener esta bella artesanía aysenina.
Fuente: Osorio, Mauricio 2010. Creando en la Tradición. La Artesanía en la región de Aysén. Libro inédito. Mayor información contactar a maurosoriopefaur@gmail.com
De acuerdo con la literatura consultada, el origen de la tejuela se debe buscar en Europa, específicamente entre los pueblos germanos. En un artículo de divulgación de la Revista AITIM N° 199 de 1999 (http://infomadera.net/modulos/revista.php?id=199&a=3565#a3565) se plantea que ya los cronistas romanos consignaron el uso de este material de revestimiento en las viviendas de comunidades germanas. La tejuela se conoce también con el nombre de “chilla” en Europa.
“Este material de construcción que se llamaba pizarrilla fue rara vez usado durante la Colonia. Su divulgación se debe a los colonos alemanes asentados en Llanquihue y Puerto Montt, quienes la usaron para darle gracia y elegancia a sus construcciones. La tejuela es de madera de alerce, delgada, angosta y larga; se montan una sobre otra para evitar el paso de la lluvia. Queda a la vista un tercio de su largo total y el dibujo depende de las distintas formas de cortar la tablilla. Originalmente se usaba una de 90 cms. de largo, 15 cms. de ancho y 1 cm. de espesor; la que se usa actualmente es de 50 x 12 x 1 cm.”
Fuente: http://www.chiloeweb.com/chwb/chiloeisland/tem_gen_arquitectura.html
El uso de la tejuela como material de revestimiento de fachadas y techos en las casas de la región de Aysén fue difundido por maestros constructores chilotes, que llegaron en las primeras décadas del siglo XX. Aunque no hay un estudio histórico acabado sobre la llegada de este estilo constructivo en la región, se conocen algunos antecedentes como que el boom del uso de este material ocurre hacia principios de los años cincuenta. En el sector Mayer por ejemplo, la primera casa revestida con tejuelas fue levantada en 1953 por los maestros Villegas y Vargas. Antes de esta vivienda, los pobladores sólo construían casas-puestos de palo a pique con techo de canoga.
La tejuela “aisenina” se elabora principalmente de madera de lenga (nothofagus pumilio), aunque los maestros tejueleros trabajan también el ciprés de la Cordillera (Austrocedrus chilensis), ciprés de las Guaitecas (Pilgerodendron uviferum) y el mañío (Podocarpus nubigena)
Según el ingeniero forestal e investigador de la tejuela aisenina, Carlos Castillo Levicoy, el oficio se ha extendido por toda la región, básicamente con la misma tecnología y método de elaboración. Las herramientas utilizadas son la “macheta”, cuchillón con un mango invertido en posición de 90% respecto a la hoja y el “combo” o “maceta” de madera. Así, el combo sirve para golpear el canto superior de la macheta una vez que ésta se coloca sobre el trozo de madera del que se obtendrá cada tejuela.
Respecto del diseño de las tejuelas, hay una variedad importante y dependerá del tejuelero y del cliente final el diseño que tengan las tejuelas para una vivienda. Sin embargo el diseño clásico es el rectángulo, seguido por el de cantos cortados en diagonal.
Estamos cerca del sector Río Cajón, a unos 40 kms al sur de la localidad de Villa Cerro Castillo, en una de las partes más altas del camino a Bahía Murta. Durante el mes de diciembre Crispín Castillo fabrica tejuelas internado a unos 50 metros de la Carretera Austral dentro de un denso bosque de Lenga, Coigue de Magallanes y Ñirre cerca de su campamento.
El “sector de tejueleo” puede cambiar en el año, dependiendo de la disponibilidad de madera y la accesibilidad del lugar.
Don Crispín es un hombre que trabaja de manera independiente y autorregulada acompañado intermitentemente por sus hijos, quienes son continuadores y estudiosos de la disciplina. Don Crispín comienza su trabajo con el amanecer y se pone límites de trabajo que suelen ser de 300 a 400 tejuelas por día.
Antiguamente muchos pobladores solían hacer las tejuelas para sus hogares, práctica que se ha ido perdiendo por los años. En la actualidad, don Crispín se destaca por ser quizá el único en la región que vive exclusivamente del tejueleo.
La explotación y uso de la madera en la región de Aysén ha sido una constante cultural desde tiempos remotos. Los indígenas canoeros (Kawésqar y Chonos) la utilizaron como leña, como material para construir sus embarcaciones y viviendas temporales y para construir astiles de herramientas y armas. Los indígenas tehuelches y mapuche huilliche también la usaron en el área continental para abrigo, vivienda, herramientas e incluso utensilios de hogar.
En los siglos XVIII y XIX grande fue la explotación de los bosques del litoral aysenino desde donde cuadrillas de hacheros chilotes, extraían postes de ciprés y otras especies para ser comercializados hacia el norte del país donde serían parte de las líneas férreas y las plantaciones de vid que aumentaban poco a poco en el centro del país.
De este trabajo la expresión que aún pervive en la región es la extracción de postes de Ciprés de las Guaitecas, antiguamente una faena principal en la zona sur de la región, hoy un trabajo casi extinto.
Los pobladores históricos de la región, encontraron en la madera la fuente para construir sus viviendas que, aunque precarias, fueron expresión de asentamiento y lucha con el ambiente en la firme decisión de poblarse en el Áysen. Pero ellos también protagonizaron una lucha encarnizada con la fuente de la madera y encendieron enormes extensiones de bosque para armar campos y empastadas que permitieran la vida al ganado, sustento principal de sus vidas. Poco a poco aprendieron a utilizar el bosque para otros fines: como fuente de leña para vender en pueblos y ciudades; como fuente de material para construcción, como espacio de alimento para el ganado vacuno en invierno y últimamente como espacio para la extracción de recursos no maderables que existen en relativa abundancia en los bosques ayseninos.
Fuente: Osorio, Mauricio 2002. La Cultura de la madera en Aysén. Inédito.
Mayor información:www.conaf.cl
Estamos en el sector oriental de la Patagonia Chilena, en la costanera sur del Lago General Carrera, cerca de uno de los muchos pasos fronterizos en los 5.150 kms de frontera que comparten Chile y Argentina. Aquí en el surde la Cordillera de los Andes, mucha gente diría que se siente “primero Patagón, y luego chileno o argentino” , ya que las culturas se han ido mezclando e influyendo mutuamente. Aquí en la Patagonia se hace presente la amistad entre estas dos naciones, y se comparten no sólo los paisajes y la música sino también, la vestimenta y los juegos.
La mesa en la cual se desarrolla la partida de truco está al lado de una cancha de jineteada, deporte ecuestre característico y tradicional tanto en el sur de Chile como en Argentina. La jineteada tradicionalmente está acompañada por “payas” , canciones en décimas que describen el desempeño de cada uno de los participantes.
Los jugadores de esta partida de truco son “Petaca” Claudio Vasquez y Luis Vasquez,
una pareja de hermanos chilenos relacionados a las carreras de caballo y jineteadas, y Negro Falucho y Guillermo Marín una pareja de argentinos, payadores del mismo evento.
Fuente: Manual de Carreño de la Patagonia Aysén, 2010, Nelson Huenchuñir, Patricio Segura
El Truco es un juego de naipes que utiliza la baraja española. En Chile se juega principalmente en las regiones de Aysén y Magallanes. Hoy en día el Truco se ha extendido a otras zonas del sur y centro sur del país, llevado por estudiantes universitarios originarios de las regiones mencionadas y ha sido aceptado de buena manera en los ambientes universitarios.
Al hablar de su historia, la mayor parte de los investigadores plantea que los orígenes del juego se remontan a España, donde desde época remota se jugaba Mus, Truque y otros juegos que podrían relacionarse con el Truco.
Viterbo Aguilar, si bien recoge también la evolución desde estos juegos españoles, prefiere plantear que el Truco se habría originado en la Patagonia, al alero de ruedas de jugadores que poco a poco y anónimamente iban acordando normas y estilo para un juego que pasó a llamarse Truco. Sus antecesores, no pueden ser considerados como Truco, sino como juegos distintos. Aguilar considera clave en la aparición del Truco, el contexto cultural que le dio vida y con ello nos propone una explicación
Fuentes: Aguilar, Viterbo 2008. El Juego del Truco en Aisén. Autoedición. Galindo, Leonel 2004. Aisén y su folclor. Autoedición.
Cuando se juega truco de 4 en parejas de 2, o de 6 en parejas de 3 se pueden hacer señas a él o los compañeros, para que de este modo se puedan armar mejor las jugadas teniendo en cuenta no solo las cartas propias sino las de los compañeros.
Generalmente el que es mano (quien juega primero de las parejas) le hace las señas al pie (quien juega último) ya que es este último quien le indica al que es mano que hacer.
Las señas del truco son las siguientes:
As (llamados "anchos" todos los ases) de espada: levantar las cejas
As de bastos: guiñar un ojo
7 de espadas: estirar la comisura de los labios del lado derecho de la boca
7 de oros: estirar la comisura de los labios del lado izquierdo de la boca
Cualquier 3: Morder el labio inferior
Cualquier 2: Colocar los labios como si se tirase un beso.
As de copas o de oros (o anchos falsos): Abrir y cerrar la boca
Para las cartas más bajas se cierran ambos ojos (significa que se está CIEGO o no se tiene nada para jugar el truco).
Tener tanto (27, 28 o 29 puntos): Se cabecea hacia la derecha o izquierda
Tener tanto (30 puntos o más): Se frunce la nariz
Generalmente se considera poco ético que una pareja que se conozca de antemano utilice otras señas secretas distintas a las oficiales para comunicarse las cartas. Muchas veces se establecen sanciones, que implican un agregado de puntos para el equipo contrario, cuando se descubre dicha trampa.
El truco es el juego de naipes más popular practicado en la zona. Se puede jugar entre dos o más personas, donde sus variantes son: uno contra uno “mano a mano”: el entre tres “truco gallo” y el en parejas conocido como cuarto.
Su nombre deriva de su metodología y depende de la habilidad del jugador, ya que se puede ganar sin contar con buenas cartas, mintiendo y engañando al adversario para hacerlo desistir de una apuesta.
Para jugarlo sólo es necesario un mazo de naipes españoles, una hoja de papel y un lápiz, o cualquier elemento para contar los puntos, que pueden ser fósforos, porotos y cualquier elemento pequeño y presente en cantidades.
Valores de las cartas:
De mayor a menor el valor de las cartas es el siguiente:
Fuente: Manual de Carreño de la Patagonia Aysén, 2010, Nelson Huenchuñir, Patricio Segura
A lo largo del territorio nacional, las mujeres campesinas han manejado un conocimiento práctico y experimental respecto de la vegetación apta para el teñido de fibras y lana. Los colores obtenidos desde las plantas, arbustos y árboles presentes en Chile son en general similares y se distribuyen en las gamas de amarillos, marrones y verdes, pudiéndose en algunos casos obtener grises y hasta negros.
En la región de Aysén existe diversidad de flora que entrega tintes para el teñido de lana. Podemos destacar las siguientes especies:
Árboles: Huinque o fuinque, de su corteza se pueden obtener tonalidades variadas de marrón; Canelo, de sus hojas y corteza se obtienen tonalidades de verde; Álamo y abedul, de su corteza obtenemos tonalidades de verde.
Arbustos: Calafate, de su corteza se obtienen tonalidades de amarillos. De su fruto obtenemos una tonalidad lila o violeta; Michay, de su corteza se obtiene un amarillo anaranjado. De los frutos del maqui se puede obtener tonos violeta. Del retamo, planta ornamental se obtienen tonalidades verdes.
Plantas: hay una variedad de plantas que sirven para teñir: la raíz de nalca o pangue entrega tonos grises y mezclado con frutos de maqui se puede obtener el negro; de la romaza, la menta o hierba buena, la manzanilla y otras plantas se obtienen variedades de amarillos y verdes suaves
Fuentes:
Osorio, Mauricio 2010. Creando en la Tradición. La Artesanía en la región de Aysén. Libro inédito. Mayor información contactar a maurosoriopefaur@gmail.com
Marzocca, Angel, 1959. Historia de plantas tintóreas y curtientes. INTA, Buenos Aires.
Para el tejido a telar, las artesanas, también conocidas en la región como tejenderas (Galindo, 1996), utilizan tres tipos de telar según haya sido la tradición familiar en la que aprendieron el oficio:
Telar vertical o mapuche
Es un telar formado por dos varas de madera de cierto grosor de unos 2 a 3 metros de largo que se colocan paradas sobre una pared. A ellas se adicionan en forma horizontal 2 varas de menor grosor con el fin de formar un cuadrado o rectángulo sobre el que será puesta la urdimbre del tejido. En este telar la artesana tejerá sentada o parada en algunas ocasiones.
Telar horizontal o chilote
Conocido también como Quelgo. Corresponde a un tipo de telar que se arma sobre el suelo y con ello define una orientación horizontal de la urdimbre. Y obliga también a una postura específica a la artesana que lo utiliza, la que debe permanecer sentada o arrodillada por tiempos prolongados mientras teje.
Telar a pedales
Es un tipo de telar de orientación horizontal, pero que se encuentra montado sobre una estructura alta que permite a la artesana permanecer sentada mientras trabaja. En este telar es posible producir paños de tela muy largos.
En los últimos años han llegado a la región otros tipos de telar entre los que destaca un telar diseñado para usarlo sobre una mesa y permitir de este modo ocupar menos espacio en el hogar.
Fuente: Osorio, Mauricio 2010. Creando en la Tradición. La Artesanía en la región de Aysén. Libro inédito. Mayor información contactar a maurosoriopefaur@gmail.com
Fuente: Manual de Carreño de la Patagonia Aysén, 2010, Nelson Huenchuñir, Patricio Segura
La cocina a leña es un elemento característico de las viviendas en la región de Aysén, así como en muchas zonas del sur de Chile. Este importante artefacto cumple varias funciones en el hogar, siendo las principales, permitir la cocción de alimentos y mantener calefaccionada la vivienda.
La cocina a leña vino a reemplazar el fogón, antiguo recinto destinado por las familias pioneras como lugar de preparación de alimentos y reunión familiar. Este reemplazo ha sido tanto funcional como simbólico, puesto que la cocina ha permitido por una parte hacer más eficiente la preparación de alimentos y por otra ha mantenido la tradición del espacio de reunión familiar.
Tanto es así, que en la región el espacio destinado a la cocina y determinado por la instalación de este artefacto, históricamente ha sido el principal dentro de las viviendas, pues en él ocurren muchas de las acciones cotidianas de la familia y por tanto se le privilegia sobre otros, incluyendo las habitaciones para dormir.
Se estima que la cocina a leña fue introducida a principios del siglo XX, tanto en los espacios de las estancias como por familias de colonos que en la medida de lo posible lograban adquirir uno de estos artefactos en ciudades argentinas o en Punta Arenas incluso.
Actualmente existen en la región dos fábricas de cocinas a leña ubicadas en la ciudad de Coyhaique y muchos comercios ofrecen también cocinas fabricadas en Temuco o Valdivia.
Fuente: Osorio, Mauricio, 2011 Manuscrito
Estamos en el campo de la señora Elisa Ramírez en Puerto Vagabundo, ubicado a unos 105 kms al sur de Cochrane, lugar donde antiguamente terminaba la Carretera Austral y en el cual se encontraba el embarcadero para continuar el viaje en lancha hacia Caleta Tortel.
Aquí vive con su compañero don “Checho” y su hijo-nieto Leonel acompañados además de animales varios que son parte de la casa, en el que tiene un papel destacado el perro “Mentira”.
La zona de Vagabundo se caracteriza por su clima lluvioso y su abundante vegetación. En el campo de la señora Elisa, que se expande ampliamente por la ribera del Baker, la familia tiene vacas, cabras, pollos, patos, gallinas. Además de tener bosques de frambuesas silvestres, cultiva todo tipo de verduras de invernadero: zanahorias, hinojo, espinacas, lechugas y yuyos.
Señora Elisa hila, tiñe y trabaja la lana al lado de su cocina a leña y en su pequeño taller para dar vida a mantas, boinas y chalecos, tanto para el uso familiar como para la venta a terceros. Para el proceso de teñido de la lana, la señora Elisa ocupa sólo productos orgánicos, que pueden ser la corteza de un árbol, frutos de calafate y un sin número de productos provenientes de la tierra.
A metros de la casa se encuentra la tumba de una mujer Tehuelche, raptada en Caleta Tortel por su amante y llevada a remo a Vagabundo a principios del siglo pasado. La cruz hecha de Ciprés de las Guaitecas que señala el lugar todavía está en buen estado.
Incluso hoy en día, Vagabundo sigue siendo una región muy aislada. Dos veces por semana un barco enviado por la comunidad de Tortel lleva suministros a los colonos que habitan a lo largo de las orillas del río. En la temporada de lluvias la carretera puede estar cerrada durante varios días. Y el único dispositivo de communication que tiene Elisa para hablar con la gente de Caleta Tortel es un viejo radio-teléfono.